sábado, 31 de diciembre de 2011

SOBREDOSIS de festejos…

NUNCA me gustaron las fiestas, no, pará, estoy mintiendo, supongo que de chica me gustaban…con el tiempo y los golpes que me fue dando la vida eso cambió. Llega diciembre y es inevitable empezar a sentir esa angustia, ese infarto que le da al alma y no me deja respirar.
Éramos una familia numerosa y era lindo esperar la navidad, el fin de año, juntarnos todos en la casa de la abuela. La familia se separó por varias cuestiones que no voy a detallar ahora y ahí, con 8 años entendí el concepto de FAMILIA, cuando llorando porque extrañaba a mi abuela mi mamá me dijo “tu familia somos tu mamá, tu papá y tus hermanos, los demás son familiares…” quedó grabada en mi memoria hasta el día de hoy. Siendo adolescente uno se pelea bastante con los padres y los ve como enemigos, es parte del cauce normal de las cosas, después con el tiempo uno puede volver a encontrarse con los viejos desde otro lugar.
La vida me dio varios golpes, pero hubo dos cachetazos de realidad que me hicieron abrir los ojos y darme cuenta que lo más preciado que tengo en la vida es MI FAMILIA. Uno fue hace dos años, cuando tuve una crisis de angustia y depresión y mi viejo que es adicto al trabajo, dejó de laburar para acompañarme a una guardia psiquiátrica, el no entendía bien lo que me pasaba, no es de “la época de los psicólogos”, de hecho su principal enemiga es Norma, mi psicóloga, pero ese día en medio de tantas cosas que tenía en la cabeza dije “la puta madre, este tipo acá conmigo, me está acompañando”. Atravesar esa depresión me ayudo a darme cuenta que los únicos que están y siempre van a estar a mi lado, son mis viejos. Amigos tenía UN MONTON, siempre fui muy sociable y de salir mucho, pero claro, en los malos momentos, quién quiere ser amigo de una persona que está mal, que ya no llama para salir de joda un fin de semana. El otro cachetazo lo recibí este año cuando a mi viejo le diagnosticaron cáncer, ese día estuvimos los 5 más unidos que nunca, durante una semana todo el diálogo que NUNCA habíamos tenido se había vuelto cotidiano, hablábamos de la enfermedad de mi viejo, de cómo afrontarla y otra vez estaba ahí MI FAMILIA, mi viejo, mi vieja, mi hermano y mi hermana. Sí, somos 3 hermanos, yo soy la oveja negra, la del medio, pero esa es otra historia.
Y de que estaba hablando? de navidad, fin de año, mi abuela, las fiestas…me perdí. Claro porque eso son las fiestas, una pérdida de tiempo, en lugar de pasarla con la gente que realmente queremos estar estamos rodeados de gente que no queremos ni ver, o en el mejor de los casos estamos con “familiares” que suelen ser bastante indeseables también.
Y hoy lloro como si otra vez tuviera 8 años, me tiemblan las manos al escribir, respiro hondo y siento que me ahogo…cuanto más hay que aguantar? Por qué hay que callar tantas cosas? Por qué no puedo decirles que NO QUIERO QUE VENGA NADIE A MI CASA, QUIERO QUE ESTEMOS NOSOTROS SOLOS, QUIERO A MI FAMILIA Y A NADIE MAS. Porque no necesito a nadie más, menos en estas fechas, no me sale caretear y el plato principal mañana va a ser mi cara de orto acompañada por un “qué te pasa Laura?”…y la respuesta que calla para no gritar “no me siento muy bien, me duele la cabeza”.
Es triste, es triste tener que callar, tener que comerse las palabras, se quedan dentro de uno y envenenan el alma.


8 comentarios:

Nico73Ricota dijo...

Te abrazaría pero no quiero que me muerdas. A mi me pasa lo mismo, mañana despues de muchos años voy a pasar un noche de fiestas no la voy a pasar en mi casa sino en la de abuelo que esta enfermo el cual lo rodea un contexto de mierda familiar a su ves que no vale detallar. Veremos que sale mañana no tengo ganas que se crea muerto ya un 1 enero del 2012

Jorge dijo...

La melancolía de la mañana...termínela con la autocompasión y bánquelo al viejo que le va a hacer bien ( a él), acompáñelo, háblele y dígale que lo quiere pero no para que llore...
Atte/

Azucarada* dijo...

Este año en mi casa decidímos que mientras estemos los 4... El resto del mundo no importa... Y si, con todos los defectos que puedan tener... No hay nada como la familia...

Azucarada* dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Vivi dijo...

A mi me pasò algo parecido cuando cortè una relaciòn, el apoyo de mi viejo fue increible, a pesar de que siempre tuvimos una relaciòn distante, un tanto distante digamos. Es verdad, la familia siempre te hace el aguante.

Lua Castillo Sarria dijo...

Bueno, al igual que vos tambien aprendi que la familia son tus hermanos, y tus padres.. pero es inevitable ver a los indeseables familiares y mas en estos dias metiendose en todo :S .. pero igual es por un momento hay que aguantarse un poco..

Anónimo dijo...

Quiero tu libro! Yo lo compro!

Vero Mendizabal dijo...

Genia

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